Sobre el miedo y el entorno:

Se llama Alfredo, es un exalumno de secundaria,. Cuando lo conocí lo primero que me preguntó fue si tocaba guitarra y si conocía a Metallica. En el transcurso de ese primer año, lo podías ver con una guitarra acústica casi todos los días practicando la canción que, parecía, era la única que se sabía o quería aprender: One de Metallica. Una buena canción con arpegios y requintos muy interesantes para aprender. El problema era que siempre hablaba de ello. De tal suerte, que sus compañeros le “echaban carrilla” sobre si podía o no tocar: “ Es la única que te sabes” “¡Ya cámbiale! “ Y eso era lo que veías como maestro. Quien sabe como era cuando no estábamos cerca.

Pasó ese año y la mitad del siguiente.

En la semana cultural de primaria se organizó una “muestra” de guitarra: un pequeño evento de 15 minutos en donde Alfredo y otro compañero tocarían unas cuantas melodías en guitarra eléctrica. Fui invitado a presenciarlo junto con los alumnos que quisieran.

Me sorprendió lo mucho que Alfredo había mejorado. También estaba sorprendido de que ya tenía mucha técnica y que las canciones las interpretó de manera correcta. Alfredo ya sabía tocar guitarra.

A la primera clase disponible con su grupo comenté lo admirable que era Alfredo. De cómo la vida pone a prueba lo que quieres a través de un entorno que estará sobre ti. De un entorno que te dirá que no puedes, que para qué te esfuerzas y cosas parecidas. Y que si nos mantenemos en la idea lo suficiente y la defendemos, eventualmente el entorno se cansará y nos dejará en paz.

Alfredo casi llora cuando le dije: “ Por que sé que hubo días en que dudaste. Días en que te preguntaste si valía la pena el aguantar. De si era más fácil no aprender. Pero resististe, y hoy, mis respetos para ti. Eres un ejemplo de valor”

Algunos alumnos mantenían esa sonrisa nerviosa de aquellos que tienen miedo y tratan de liberarlo bromeando a destiempo. Dirigiéndome a ellos comenté: “Porque uno está sobre el otro que trata de hacer cosas distintas: tocar un instrumento, practicar un deporte, leer o, cosa terrible, estudiar y hacer la tarea, por miedo. Puro y simple miedo. Miedo a que el otro demuestre que se puede y te deje sin excusas. Miedo a convertirte en el menos talentoso o dejar de ser el que puede más. Por eso atacas, bromeas y menosprecias.”

Pero fíjate en lo maravilloso que es la vida. Es una prueba. Si no resistes, tal vez no querías eso tanto como pensabas. Te mereces TODO, pero tienes que ganártelo. Y parte del precio es convencer al entorno de que quieres eso. Sigue siendo un asunto de atracción. Mantente en la idea y trabaja por ella y se convertirá en realidad.

Acta non verba: Cuando decidas hacer cambios tu entorno cuestionará y tal vez intentará que regreses al estado anterior. Tenemos que entender que eso es normal. La gente se pondrá ansiosa por el cambio, por que la sacas de su zona de confort en donde te reconoce y te define; en donde sabe las reglas para tratarte o sobre qué hablar contigo. Hay que entender que habrá un tiempo de “crisis” en donde se definirán las nuevas formas de relación.

Así sucede en la mayoría de los casos. Hay que reconocer que los que más se oponen pueden ser los más cercanos. Familiares y amigos que te “hacen el favor” de recordarte fracasos anteriores, que dicen conocerte y dirán que no lo lograrás o pondrán la cara de “ haber cuando se le pasa”. Es nuestra responsabilidad resistir y persistir.

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