Sobre ser bueno y ser grandioso:


Imagina el dolor de una costilla rota. Cada respiro y movimiento es doloroso. Correr no es una buena idea y levantar el brazo del lado herido resulta una hazaña. Ahora sitúate jugando un deporte de contacto como el futbol americano a máximo nivel donde jugadores de 100 kgs procurarán derribarte y golpearte.

Bienvenidos al domingo 18 de septiembre en la vida de Tony Romo, mariscal de campo de los Dallas Cowboys.

Ese día, Romo jugó la mitad del partido pero la lesión de la costilla causada por el golpe de un defensivo lo relegó a la banca durante un cuarto del juego. Se suponía que no debía regresar pero se tomó la decisión de que lo hiciera. Romo jugó lo suficiente para empatar en tiempo regular y ganar en el añadido. Al finalizar cada jugada se veía el dolor en su cara y le costaba cada paso la distancia recorrida hasta la nueva posición del balón.

Todo la liga elogió su coraje, entrega y determinación. Se le declaró el jugador latino de la semana y una de sus series ofensivas fue la mejor de la semana.

Todo bonito, todo hermoso. Claro.

En el partido anterior Romo había cometido un error y fue responsabilizado de otro; eventos que llevaron a la derrota del equipo. Los expertos del deporte cuestionaron su liderazgo e incluso se le tachó de ser un jugador que encuentra la manera de perder. En la cultura norteamericana del ganador es el peor insulto que le puedes hacer a alguien. Había sido una semana durísima.

Entonces, ¿quién es en verdad? ¿El gran líder que se sobrepone a sus complicaciones? ¿O el jugador que comete errores en momentos definitorios?

En una mesa de comentaristas se decía que a veces Romo muestra la actitud de conformarse con ser un buen mariscal de campo, que el llegar a donde está es un gran logro dado que no lo seleccionaron, llegó a probarse y fue mostrando sus capacidades hasta quedarse con el puesto titular.

Pero no era suficiente. No es suficiente .

Las nuevas voces reconocen su entrega pero le piden que se convierta en un gran jugador, en una leyenda. Y eso se logrará cuando juegue así de manera consistente; semana a semana, juego a juego.

“Hay días que redimen vidas” dice Pérez-Reverte en “Cabo Trafalgar“. Pero eso funciona en la ficción y en condiciones extremas. Para la gente común la grandeza se muestra en el cumplimiento de sus promesas y en la constancia en el desempeño.
“Los actos en la vida generan ecos en la eternidad”. Dice Maximus en “Gladiador”.

Acta non Verba:

Hagamos ruido para la eternidad.
Vive grande, vive extenso.
Haz mucho y hazlo bien.
Conviértete en Leyenda

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