Sobre quedarse sin palabras

La semana del 10 al 15 de octubre de este año la recordaremos en mi familia paterna pues el lunes 10 muere el primero de mis tíos y el viernes 14 muere mi abuelita.

Los dos venían acarreando problemas de salud crónicos que los fueron dejando sin posibilidad de moverse y empezando a perder funciones.

Hacía pocos días, escuchaba a un comentarista decir que la gente tiende a esperar a que algo suceda o a que alguien llegue a su lado para después morirse. Y se refería a que Steve Jobs fallece al día siguiente de la primera presentación de Apple sin él.

Con eso en mente, supongo que mi abuelita espero a que el primero de sus hijos falleciera para seguirle al poco tiempo.

Al abrazar a mis primos, uno de ellos me decía entre lágrimas: “Pero se fueron juntos, ya están juntos los dos” . Se me quebró el corazón: Todavía procesando el duelo por el padre y agregando otro.

Al segundo solo lo abracé. Mi primo dijo: “Speechless” (Sin palabras, en ingles) y yo dije: “Sí“.

¿Qué más podía agregar?

Así que terminaré usando las palabras del poeta ingles Auben que recupero de la película “Cuatro bodas y un funeral”; palabras dichas en el funeral del título:

“Detengan todos los relojes, corten el teléfono.
No dejen que el perro le ladre a su hueso.
Callen los pianos y con un sordo tambor
Saquen el féretro; que pasen los dolientes

Que los aviones circulen sollozando
y escribiendo en el cielo el mensaje:

“Ella y él han muerto”

Que las palomas lleven crespones de luto.
Que los policías se pongan guantes negros.

Ella era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste.
Mi semana de trabajo y mi domingo de descanso.
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canto.

Creí que el amor duraría para siempre…

Estaba equivocado.

Ya no quiero las estrellas; apáguenlas todas.
Empaquen la luna y desmantelen el sol.
Vacíen el océano y arrasen con la leña.

Ya nada puede traer algo bueno”.

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