Los límites de tu alma

¿Cuál es límite en donde reside tu alma?

¿Qué te hace creer que bajo circunstancias extremas seguirás siendo fiel a tus convicciones?

Los pensadores de la ética han invertido mucho tiempo en el tema y han generado conceptos como la “moral geográfica”  o la “ética histórica”.

Hablan sobre países ocupados y aquellos que han terminado colaborando con el invasor. Argumentan que como muchos de nosotros no hemos pasado por esas experiencias no tenemos una base de comparación para establecer un juicio ético al respecto.

El ingles se siente superior al francés porque muchos de estos terminaron colaborando con el gobierno nazi de ocupación durante la segunda guerra mundial. Lo cierto es que no sabemos cómo hubieran actuado los ingleses.

Para la vida cotidiana, ¿cómo me afecta esto? ¿Qué aprendizaje puedo obtener de esta idea?

 ¿Necesito vivir, sufrir la drogadicción para comprender y entender  a los drogadictos?

¿Necesito vivir situaciones extremas para sentirme seguro de mi moral y mi ética?

Rainer M Rilke dijo sobre la literatura: “Para escribir una sola línea hace falta haber vivido cientos, miles de experiencias para poderlas plasmar en palabras que valgan la pena”

Bajo ese criterio muy pocos tendrían derecho a escribir algo y nunca debemos de juzgar a alguien.  Lo segundo se escucha muy bien pero lo primero no.

Tenemos un camino. Un camino que pocos quieren tomar.  Se llama conocimiento y arte.
La información y las obras artísticas nos dan matices y visiones diferentes, hasta opuestas a nuestras creencias, sobre las cosas y sus causas. Nos abren el panorama para poder acercarnos a entender circunstancias y fenómenos que no tenemos, que no quisiéramos experimentar.

Leer los testimonios de gente que halla pasado por cosas terribles, por decisiones difíciles. Saber que pasaba por su mente en esos momentos y las variables que tomó en cuenta nos dan información para contrastar lo que nosotros haríamos.

Los mayores le llaman “aprender en sombrero ajeno”