Facundo



Lo primero que debo hacer es ofrecerte una disculpa. Ha pasado más de año y medio desde que moriste, te mataron y hasta hoy escribo sobre ti.

Recuerdo manejar por las calles del centro y se atraído por el encabezado de uno de los periódicos vespertinos que tiene la ciudad. MATAN A FACUNDO decía. El rojo del semáforo cambió y ya no tuve tiempo de comprarlo. Mientras llegaba a casa iba pensando en las variables de tu muerte. ¿ Había sido aquí en México? ¿Alimentaría esto la imagen de inseguridad del país ante el mundo?

Llegué a casa y, bendito internet, la noticia ya estaba en los portales más populares. Así me pude enterar que te habían matado en Guatemala, parece que en el fuego cruzado de un atentado contra el promotor que te había contratado.

Compartí la noticia a través de mis redes sociales y mientras lágrimas rodaban por mis mejillas escribí que era el momento de nuestro trabajo, que tú ya habías terminado el tuyo y nos habías dejado un legado. Pero por encima de todo, lo más me hizo llorar fue cuando redacté: “Hoy, el mundo es un poco peor que ayer. ¡Dios mío, nos estamos quedando sin héroes¡”

Recuerdo encontrarte a través de mi padre. Alguna vez te presentaste con Jacobo Zabludosky o Guillermo Ochoa y vi en los ojos de mi padre fascinación por lo que decías, así que decidí poner atención. A pesar de mi corta edad tus palabras también me tocaron. Conectaban con partes esenciales de mi ser y me hacían sentir vivo, uno con el universo, esperanzado.

En 1997 tuve ocasión de irte a ver en el auditorio de la Universidad de Guanajuato y obtener un autógrafo. En ese momento un cáncer de páncreas te hacía batallar. Usabas lentes oscuros, estabas delgado y demacrado. A pesar del diagnóstico en contra, viviste 14 años más y la enfermedad no fue lo que acabó contigo.

¿Quién eras, Facundo?

En páginas dedicadas a tu persona dicen que manejabas un misticismo cristiano. Que eras un cantor vagabundo que le dio varias veces la vuelta al mundo. Nunca supe si eras bueno con los idiomas o cómo te comunicabas en países exóticos. Tal vez tus canciones y tu aura eran suficientes para hacerlo.

Lo que si sé es que contabas muchas historias de tu vida y que si nos ponemos estrictos tal vez no todo te ocurrió exactamente como dices o en el momento que lo dices.

Pero como comenta el Joker en la novela gráfica The killing Joke: “ Si voy a tener un pasado prefiero que sea uno de opción múltiple.”

No importa. Sabías la importancia de un buen cuento, una buena historia para establecer tus puntos de vista; cuando hablabas el público escuchaba. Además, tenías virtudes para la comedia pues también nos hacías reír con tus ironías y conclusiones curiosas sobre la vida.

En el primer aniversario de tu muerte ningún periódico, ningún portal te recordó.

Siempre insististe en quedarte en la memoria popular más que en la académica. Decías que lo que se perdía de gloria se ganaba de eternidad.

A través de esta colaboración te honro e invito a todos a que te encuentren.

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