Sobre la pertenencia:

Los psicólogos dicen que una de las necesidades de los hombres es el sentido de pertenencia; saberse parte de un grupo humano es importante pues te hace sentir uno con los demás. De ahí, muchos de los ritos y rituales sociales y culturales para generar esa sensación a pesar de las diferencias.

Si bien desde bebé el humano necesita esa sensación y la familia debería de proveerla, se vuelve de vital importancia en la adolescencia. Es ese momento buscamos el reconocimiento y la pertenencia con nuestros pares. Cultivamos relaciones que podrían durar toda la vida y necesitamos sentirnos aceptados, parte del grupo.

Por eso muchos de los comportamientos absurdos de los muchachos: pelos pintados, bromas pesadas, vestimentas raras, apuestas tontas.

Por los amigos uno es capaz de muchas cosas a esa edad. Darías la vida, mentirías si es preciso. Lo seguirías en sus aventuras.

¿Recuerdas qué eras capaz de hacer para sentirte aceptado? ¿Sufriste y realizaste novatadas?¿Te sentiste obligado a hacer cosas solo para ser parte del grupo?

Si bien nos va, tendremos un montón de recuerdos para contarnos en las reuniones de generación.

Pero también implica peligro: Fumar, beber, relaciones sexuales..robar. Todo por pertenecer. Es ahí donde la frase de Facundo Cabral cobra sentido:

“Por defender mi libertad me he quedado solo y puede que ese sea el premio. Pues descubrí que un lobo es una maravilla pero muchos una jauría”

Acta non verba (Actúes, no hables): Nuestro deber es proveerle a nuestros hijos grupos positivos en donde desarrollar su pertenencia: Coros, scouts, grupos de ayuda, equipos deportivos. La familia misma debería ser su principal sostén.

Si no se los procuramos ellos tratarán de encontrarlos y pudieran no ser los más adecuados. Las amistades tóxicas existen, los malos amigos también. Tenemos que saber con quienes se juntan nuestros hijos y estar atentos a las señales

Pertenencia.

¿A quienes puedo llamar míos si la familia no lo es?
¿En dónde encontrar el entorno adecuado para ser quien soy?
¿Quién aceptarme puede en mi diferencia mientras seguimos siendo lo mismo?
¿En dónde seré “yo” y me llamaré “nosotros“?


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