Dos de octubre no se olvida
Mi
hijo no me entiende.
Hace 7 años, el 2 de octubre del
2005, lo llamé de sus juegos y con lágrimas en los ojos le dije que viera la
televisión y que recordará toda su vida ese momento. Miró hacia ella y después
volteó hacia mí con duda, no entendía porque lloraba: México ganaba por primera vez un mundial
sub-17.
El sábado pasado se repitió, con
matices, la historia. En el trabajo
periodístico de inicio de programa, el reportero hablaba sobre ésta historia de
triunfo que fue ganar la medalla de oro olímpica. Si bien las lágrimas
afloraron poco mi hijo seguía sin entender por completo.
“Hijo- le dije, tienes la mitad de
tu vida viéndolos ganar. Para ti esto ya
es normal. Yo los he visto caer demasiadas veces. Antes México llegaba a los torneos y eran
eliminados casi de inmediato. Decenas de derrotas “honrosas”,
“con la cara al sol”, “con la frente en alto”; partidos que iban ganando para que les
arrebataran el triunfo en el último segundo”.
La marea comenzó cambiar con la Copa
América de 1993, donde México iba por primera vez a ese torneo y terminó como sub-campeón. No
importó perder. Fueron recibidos como héroes.
Un dato interesante es que desde el
mundial de 1994 solo tres selecciones nacionales han pasado de la fase de
grupos en cada uno de ellos: Alemania, Brasil
y México.
Aun así: Derrota por penales en 94, gran partido
contra Alemania en 98, derrota terrible contra USA en 2002, derrota honrosa
contra Argentina en 2006 y derrota por errores propios y arbitrales en
2010,otra vez contra Argentina.
La nueva generación ha puesto el
ejemplo: ir perdiendo contra Alemania en
el mundial sub-17 del año pasado y remontar para ganar la semifinal. Y lo que ha hecho esta selección: Campeones panamericanos y olímpicos,
campeones del torneo de Tolon en Francia, y tercer lugar en el mundial sub-20
donde casi eliminan a Brasil en semifinales.
En los cursos de esta semana para
prepara el siguiente ciclo escolar se comentó que hace más por los alumnos este
tipo de ejemplos deportivos que cualquier nuevo programa o estilo de enseñanza
que podamos aplicar.
Ya
que es un ejemplo que nos deja sin excusas ni argumentos para decir que los
mexicanos no podemos ganar en deportes de conjunto que porque no sabemos
trabajar en equipo.
Lo cierto es que la mentalidad del jugador
mexicano ha cambiado. Ahora, no importa si estás en el estadio de Wembley
jugando contra Brasil. Muchachos menores
de 23 años tienen la confianza de que haciendo lo que les toca y haciéndolo
bien podrán ganar.
Hoy los equipos grandes temen enfrentarse
a México, tal vez no temor a perder pero
si porque saben que les va a costar mucho y que pueden terminar cansados
del esfuerzo y en la siguiente fase
serán eliminados.
El futuro habrá que tomarlo de a
poco con calma y trabajo.
Mientras tanto:
¡¡Qué
bonito es ganar !!
¡¡Qué bonito se siente que México sea medalla
de oro en futbol!
Hasta dan ganas de llorar aunque las
nuevas generaciones no lo entiendan.
Comentarios
Publicar un comentario